Comercios de aromas y colores


Aunque en los últimos años las nuevas modalidades comerciales que representan las grandes superficies y los pequeños supermercados de barrio vayan abriéndose paso poco a poco en los grandes núcleos de población (prácticamente ya no queda ninguna ciudad importante, en cuanto a volúmen de población se refiere, que no disponga de una gran superficie: la última inaugurada, la de Nador, este mismo verano), la totalidad de la actividad comercial en el resto del pais se desarrolla en comercios tradicionales.- En este contexto, el adjetivo "tradicional" se aplica en su máxima expresión, y abarcando múltiples matices, ya que no se refiere únicamente a una modalidad de venta -especializada, directa y con vendedor- sino también a la filosofía misma del acto comercial y su función social, que aún perdura inalterable desde hace siglos.- Pero no nos vamos a referir aquí a las zonas comerciales por excelencia de las ciudades, a los zocos, a los que dedicaremos una entrada más adelante, sino a las tiendas normales que podemos encontrar en cualquier calle comercial de una ciudad o un pueblo cualquiera.-

El comercio tradacional marroquí se suele desarrollar en un ámbito físico pequeño e incluso asfixiante, ya que las locales suelen ser minúsculos y -paradójicamente- repletos de mercancías, lo que les suele dar también un cierto aspecto caótico.- Pero es precisamente esa falta de espacio la que da orígen a una de las principales características de estos comercios: la imposibilidad de disponer de espacio para exponer la mercancía de una manera atractiva y capaz de captar la tención del cliente obliga a una expansión hacia el exterior, ampliando su "espacio vital" en las aceras inmediatas al local, donde se instalan auténticos "escaparates exteriores", donde -ahora sí- los productos ofertados a los clientes se ofrecen de una manera directa e intensa, perfectamente ordenados, mostrándo todas sus características propias, y con una "puesta en escena", en muchos casos
impactantes (foto dcha.: venta de tintes para encalar en Chaouen).-

Cuando se trata de productos alimenticios, el cuidado en la exposición se extrema, sabedores de que los aromas y una presentación atractiva es la mejor publicidad.- Siempre me han fascinado las tiendas de aceitunas y de especies: te sientes atraído inicialmente por el olor, pero el verdadero complemento sensorial es la forma en que se presentan ante tí, en múltiples versiones, abarcando todas las estéticas y sabores posibles.- En este sentido, la indescriptible mezcla de olores y la explosión cromática que rodea a las tiendas de especias, donde el género se exhibe muchas veces formando perfectas figuras geométricas -con ayuda de estructuras metálicas-, alertan siempre a nuestros sentidos, que tratarán de identificar el comino, el pimentón, la pimienta negra, la canela y decenas de aromas más que impregnan el ambiente con un olor intenso, seductor y sugerente. - (foto encabezado: Marrakech.- foto izquierda: tienda en Essaouira.)

Muchos de los alimentos básicos, se siguen vendiendo a granel, como las pastas, las legumbres, los frutos secos..., exponiéndose los diferentes productos, cada uno en su correspondiente saco, perfectamente plegados y alineados.- A falta de publicidad y cualquier tipo de información del etiquetado, la observación directa de la mercancía, y la alabanza que del producto haga el vendedor son sus mejores referencias (foto inferior: comercio de legumbres en Azrou)


Si bien, como se ha dicho, la falta de espacio en los locales comerciales es una constante, en algunos casos la pequeñez llega a ser agobiante, y si la expansión externa no es posible, el comerciante se las tiene que ingeniar para poder mostrar su mercancía y al mismo tiempo compaginar su larga jornada de trabajo con algo de comodidad.- Algunos han solucionado el problema de una manera muy curiosa.- En más de una ocasión he visto comercios que se encuentran con la mercancía expuesta a lo largo de todo el interior, salvo en un pequeño cuadrado o rectángulo en el centro, de no mucho más de un metro cuadrado, que comunica con una estancia a un nivel inferior a la que se accede mediante una pequeña y rudimentaria escalera de madera, desde la cual se atiende a los clientes. Esto permite al comerciante estar sentado abajo en una posición desde la que puede controlar la llegada de clientes, que -en todo caso- llamarán su atención- La estampa es verdaderamente pintoresca y sorprendente.- En la foto inferior, vendedor de frutos secos en Marrakech (1986).-


1 comentario:

Deprisa dijo...

Qué curioso, pero es cierto, cuando el espacio es limitado las medidas a tomar deben ser ingeniosas.

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